Paro nacional colombiano y posthegemonía. Por David Alejandro Valencia

PARO NACIONAL COLOMBIANO Y POSTHEGEMONÍA

Por: David Alejandro Valencia

Desde el 28 de abril la sociedad colombiana ha sostenido un paro nacional contra, inicialmente, la reforma tributaria que impulsaba el gobierno uribista de Iván Duque. La respuesta estatal ha sido particularmente violenta con los manifestantes y las redes de apoyo ciudadano a las mismas. Hoy, al escribir este texto, las cifras oficiales hablan de 31 muertos, 300 desaparecidos y más de 1800 heridos por parte de los manifestantes y por lo menos 1 policía muerto más otros 200 heridos. El centro de este movimiento de protesta es la ciudad de Cali donde se han registrado la mayor cantidad de muertos, heridos y desaparecidos, así como la organización de grupos paramilitares aparentemente gestionados por los organismos de inteligencia colombianos para atentar contra los manifestantes en los puntos de reunión. Esta introducción, aunque necesaria no es sino el marco histórico de la siguiente hipótesis: la sociedad colombiana ha roto con toda hegemonía política y ha empezado a vivir un momento que bien podría llamarse posthegemónico. Esta hipótesis se sustenta en una de las reflexiones de Alberto Moreiras sobre la posthegemonía cuando afirma que esta es:

Una práctica de disenso generalizado, esto es, un rechazo de la intrusión hegemónica en la vida singular (ya sea personal o colectiva), venga de donde venga. Esto resulta, o debería resultar, en una práctica política entendida como la permanente negociación del conflicto sobre bases pragmáticas, es decir, tácticas, y en vista de lo que sea posible en cada coyuntura y en cada paso de la coyuntura. […] Poshegemonía es un indicado operacional de la práctica política, no una doctrina política. Su estrategia es el logro de la igualdad democrática ahora y en el futuro, pero tácticamente no prescribe nada más allá del permanente uso del pensamiento al servicio de un (pragmático) rechazo de la dominación, formalmente definida como intrusión hegemónica en la vida singular. (Moreiras, 2020)

Por supuesto la posthegemonía es un concepto que irrumpe con fuerza en las discusiones políticas actuales y aún está en construcción y permanente discusión. No obstante, si seguimos la idea de Moreiras podremos acercarnos a una interpretación posible de los acontecimientos que en términos de organización social se da en Colombia y particularmente en Cali. 

Normalmente un paro nacional en Colombia termina con la negociación entre las elites políticas y las elites sindicales sin mayor atención a los reclamos de los manifestantes en la calle. Pero en esta ocasión la situación ha cambiado radicalmente porque no existe una sola instancia de representación tradicional que lidere o convoque la totalidad o tan siquiera una parte amplia de la movilización social. Esta falta de liderazgo visible se reproduce con otras dimensiones en el gobierno pues el presidente de Colombia Iván Duque pareciera carecer de verdadero poder político al verse eclipsado por la figura de su mentor Álvaro Uribe. Pero, además, no hay un único discurso que aglutine la discusión política y al tiempo los manifestantes han rechazado con contundencia a cualquier tipo de líder que intente apropiarse de la representatividad del paro y negociar. Simplemente el paro nacional ha instaurado una horizontalidad amplísima en la toma de decisiones y negociación de tensiones.

Después de diez días el panorama de esa horizontalidad se ha transformado en cientos de asambleas comunitarias donde se discuten y deciden cosas que van desde la forma de abastecer de alimentos las tiendas y supermercados hasta tratar de definir cuales son las demandas especificas que persiguen en su entendimiento particular de la movilización social. Así, frente a la falta de liderazgo y un sentido común gestionado por alguna elite política el paro ha devenido en un estado permanente de dialogo y negociación comunitaria que pareciera encarnar esa práctica de disenso generalizado que rechaza cualquier intento de hegemonizar la movilización. 

Así, entender el paro nacional es entender una de las expresiones políticas posthegemónicas más claras de nuestro tiempo en Latinoamérica. En Colombia vemos la necesidad de actualizar esos marcos de comprensión de la realidad que tan anclados en la teoría de la hegemonía han dejado sin salidas y soluciones al gobierno colombiano y la dirigencia sindical y de izquierda. La gente en la calle derriba todas las teorías elitistas de la política. El paro sigue y no tiene salida aparente porque la interpretación que se hace desde las elites políticas buscar salidas y mediación a las demandas se fundamentan en una teoría de la hegemonía. Mi hipótesis es que este es un movimiento posthegemónico y por eso pareciera que nadie en las elites políticas tiene idea de cómoagenciar el asunto. No hay otro horizonte que la democracia radical y popular por definición no hegemónica. Parece que esto nos desborda a todos y todas, pero abre camino a nuevas practicas políticas cada vez más democráticas construidas desde abajo.