Notas de la reunión con Geoffrey Bennington, 24 de marzo 2017. Por Alberto Moreiras.

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Ayer tuvimos en Texas A&M la oportunidad de escuchar a Geoffrey Bennington hablar sobre su próximo proyecto de libro, “Scatter 2.0,” y de conversar con él sobre Scatter 1. The Politics of Politics in Foucault, Heidegger, and Derrida. La reunión, de más de cinco horas, resultó intensa y fluida, y salieron muchos temas a la luz que iremos retomando en este blog (a partir de la publicación en él de los diversos borradores de intervenciones) o en la publicación futura de esas intervenciones en forma ya más elaborada. Lo que quiero ahora es solo dejar traza de algunas de las cosas más relevantes o estructurantes de la conversación tal como fue. Por supuesto asumo responsabilidad propia por los comentarios que siguen, no quiero ponerlos en boca de nadie que no sea yo mismo.

Quizás puedan mencionarse dos nociones de Bennington que organizan su proyecto: por un lado, las lecturas de textos de la tradición filosófico-política son claves para la deconstrucción de la metafísica; por otro lado, la destrucción de la pretensión teleológica de la filosofía política en general es inmediatamente politizante. “Scatter” es en primer lugar un término que remite a la ruina de la soberanía, y desde la ruina de la soberanía propone la democracia. En cierto sentido los problemas empiezan cuando hay que pensar esa democracia en la ruina de la soberanía: la democracia está siempre asediada por problemas de auto-inmunidad. Entonces, pensar esa relación auto-inmunitaria de la democracia es lo que queda, y ese es quizá el corazón de la “política de la política.”

Por ejemplo, la “paz perpetua” de Kant, aquello que adviene en el momento del logro histórico de la constitución del republicanismo cosmopolita del último humano, puede también ser entendida, y así lo vislumbró ya Kant mismo en su chiste sobre el tabernero holandés, como la paz del cementerio. La propuesta de la estructura del “semi-“ (no hay democracia sino semidemocracia, la soberanía es siempre semisoberanía, etc.) implica un correctivo (racional, lógico) a lo que puede muy bien entenderse como un fallo estructural (auto-inmunitario) del racionalismo.

Pero esa estructura del “semi-,“ que en principio no es más que una estructura que fuerza al pensamiento a una alerta crítica infinita, depende en sí de una pregunta previa, que es la pregunta por lo que resta (lo que resta posible) en el momento de una teleología interrrumpida (que es la versión filosófico-política del fin de la metafísica). ¿Qué puede haber—qué resta como posible—en la época de la teleología interrumpida, cuando ya cualquier pensamiento teleológico de la política se conoce como inviable en y a través de su necesaria deriva auto-inmunitaria?

Bennington dice que él no tiene ninguna pretensión de haber contestado a esa pregunta; y que su “política de la política” no es sino la obligada referencia al paso atrás reflexivo en el momento epocal (histórico) de una política en deconstrucción o en deriva auto-inmunitaria. Tal paso atrás reflexivo tiene dos consecuencias por lo pronto: la primera es una politización inmediata de la palabra o del pensamiento: la estructuración retórico-política del pensamiento no puede ser eludida mediante ninguna postulación de un principio árquico que la contenga—no hay por lo tanto recurso alguno a una posible “política de la verdad,” solo hay una generalización del conflicto. En ese sentido cualquier “arresto” parcial de la deriva retórico-política—en cualquier proyecto de hegemonía, por ejemplo—es inmediatamente visible como impostura; y por lo tanto como algo inmediatamente combatible políticamente.

La segunda consecuencia tiene que ver con si ese recurso a la politización anti-árquica permanente puede organizar una práctica de existencia. La contestación es obvia: solo de manera parcial, aunque irrenunciable.

La conversación derivó entonces a la cuestión de si la infrapolítica es algo que busca ocupar ese espacio vacante—el “más allá” oscuro de la política de la política. ¿Cuál es la relación entre “política de la política” e infrapolítica?

Una forma de verlo es atendiendo a la formulación derrideana de la estructura del suplemento. La infrapolítica es el suplemento de la política de la política, de la misma forma que, en el seminario del 64-65 sobre Heidegger, Derrida hablaba de la desmetaforización como un suplemento necesario a las cadenas metafóricas que organizan el estado de la lengua en cualquier momento dado. La infrapolítica es el recurso desmetaforizador que abre un claro en la luz oscura de la política de la política.

El problema más arduamente debatido fue quizá el problema de si esa sustracción infrapolítica con respecto de la política de la política puede ser pensado como “exscripción,” en el sentido de Jean-Luc Nancy. Nancy dice, en la traducción inglesa de uno de sus ensayos, hablando de la “decisión” en sus términos, que nosotros podemos traducir a los términos de una decisión infrapolítica: “It designates joy liberated in an existence that exists only in its existing—that is, in the free ‘nullity’ of its foundation of Being” (“Decision of Existence,” The Birth to Presence, 107). La existencia que existe en su existir suplementa la “politica de la política,” pero ¿desde dónde? Nancy añade: “it is necessary to understand that decision, its anxiety, and its joy take place ‘outside’ the ‘text’—in existence. (But this also means that decision takes place in what the text, through its writing, ceaselessly exscribes as its owmost possibility” (107).

El estatuto de ese “afuera del texto—en la existencia” provoca resistencia. Hay que notar, sin embargo, que ese afuera no es un afuera absoluto, sino que es solo referible a una “exscripción” siempre ya referida al texto. La existencia por lo tanto no se plantea de otro modo que fácticamente, y no apela a ningún transcendental (que permitiría, por ejemplo, dejar atrás la politicidad constitutiva del animal humano a favor de algún reino fuera de la politicidad). Por otra parte, sin embargo, la existencia es la traza de aquello que permite decirle a esa politicidad constitutiva: “sí, pero . . . “ La infrapolítica se instala en ese “sí, pero . . . “ contra cualquier “prefiero no” bartlebyano.

Conviene remitir todo ello a otras dos discusiones del día: los comentarios heideggerianos sobre la primera oda coral de la Antígona de Sófocles pasan por no convertir “hupsipolis apolis” ni “pantoporos aporos” en frases interrumpidas internamente por una división adversativa. El Dasein se eleva sobre la polis y pierde la polis, pero no hace primero una cosa y después la otra, sino a la vez, en el mismo movimiento; el Dasein está lleno de recursos y se queda sin recursos en el mismo movimiento. Ser apolis y ser aporos son dos fronteras constitutivas o la misma frontera, con respecto de la cual conviene pensar un “afuera” existencial, que no es un más allá de la existencia. Podría pensarse si Derrida pensaba en algo semejante cuando dice en Voyous que la democracia no es del todo un concepto político, sino que algo “a-polis” cruza ya la democracia.

La otra discusión: sobre si Heidegger continua y debe continuar siendo para la deconstrucción el enemigo a reducir, no por su nazismo, sino por su tendencia a usar una metaforicidad específica que no conviene a la metaforicidad diseminante, o “scattered,” preferida por la deconstrucción. Derrida usa a Heidegger de forma parecida a como Heidegger usa a filósofos antecesores. Quizá convenga permitirse más juego con el texto heideggeriano. Eso ayudaría, quizá, a la deconstrucción a pensar su propia estructuración suplementaria.

Entendemos que lo que está en juego en estas discusiones es lo que puede nombrarse como “el futuro de la deconstrucción,” que es también el futuro de un intento de pensar postontológicamente.

2 thoughts on “Notas de la reunión con Geoffrey Bennington, 24 de marzo 2017. Por Alberto Moreiras.

  1. El futuro de la deconstrucción, no de la reconstrucción como dice el texto, seguramente corrigió la censura del corrector automático, que, como encarnación de la gestell, no soporta el efecto scattering de la deconstrucción…

  2. Se complica, porque el texto ya estaba corregido en el blog (tú escribiste tu comentario desde la notificación de email, ¿verdad?), y así tu comentario es una palinomia y lee el texto bajo tacha. Más scatter y más trace-structure.

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