Esta nota no es más que una glosa, algo tonta o cruel, con un par de apostillas a algunos aspectos de la microentrevista sobre infrapolítica con Willy Thayer que puede encontrarse justo antes de esta entrada en el blog. A la pregunta “¿a qué te suena infrapolítica?” Willy responde: la pregunta misma no es infrapolítica, la infrapolítica no pregunta y desde luego no pregunta eso, no pregunta el ¿qué es . . . ? que está escondido en la pregunta. Más bien la infrapolítica es una inclinación o una gravitación hacia el despeje, cuenta por lo tanto con, o busca, una experiencia de despeje, una experiencia antimilitante, pues el despeje despeja el objeto de cualquier militancia, de des-marcamiento desde la falta de suelo, la falta incluso de condiciones. Ese sería el rasgo infrapolítico, que la infrapolítica comparte con todas las escrituras memorables. Toda escritura memorable tiene que ver con esa experiencia del despeje previo en el abismo–y desde ahí uno va a cualquier parte (que merezca la pena). Pero desde ahí.
Bacon, por ejemplo, el pintor Bacon teoriza el despeje como condición de su pintura. Y esa es su relación con el pensamiento, o mejor: su modulación de pensamiento. La infrapolítica remite a una modulación del pensamiento que ya no pasa por poner, posicionar, exponer, colocar, mucho menos argumentar: se trata de despejar, y es así un pensamiento sustractivo porque busca una sustracción, busca operar una sustracción, hacia un abismo. [¿Es Lichtung la traducción de ese “despeje”? ¿Es el pensamiento memorable o infrapolítico una producción de Lichtung o una gravitación hacia el Lichtung?].
[Si la pregunta es la piedad del pensamiento, un pensamiento sin pregunta es un pensamiento despiadado.] En cualquier caso, la “teoría” o el carácter de “teoría” en el trabajo infrapolítico pasa por todo eso.
La segunda pregunta remite a una conferencia dada por Willy Thayer la tarde anterior, en la que se refirió al carácter turbulento de la pintura de Bacon. Si esta última es en cada caso un despeje en turbulencia, entonces el despeje (¿el “claro”?) pone al mundo en turbulencia, mobiliza al mundo. Clarear es poner en turbulencia. La pregunta es “¿para qué?” Willy responde que “la turbulencia no pertenece a nada,” y así no tendría un para-qué–ese preguntar no merece interés. Pero aquí empiezan las dificultades. ¿La turbulencia es una experiencia de goce, una experiencia autotélica?
[¿No es despiadado imaginar una infrapolítica que no descanse en el goce autotélico? Que busque también despejar ese goce, despejar el despeje y el goce del despeje, no porque quiera imitar la noesis noeseos, el pensar el pensar, sino porque piensa que el acceso a la cosa está también obturado por el goce.]
¡Qué gran texto! Una mise abyme sobre la escritura infrapolítica. Emocionante.
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