Infrapolitics and geopolitics. By Sergio Villalobos-Ruminott.

Me pregunto ¿dónde está la relación entre infrapolítica y geopolítica. En qué radica, cómo se sostiene?…No es una pregunta cualquiera, sobre todo porque estaríamos asistiendo a un momento de radical agotamiento de las modernas filosofías de la historia (todas ellas, filosofías políticas por antonomasia), y en dicho agotamiento, la representación teleológica del tiempo histórico, sea como progreso o como revolución, como realización o como redención, tendería a desvanecerse. Pero dicho desvanecimiento no da paso, no ha dado paso, a una experiencia radical de indeterminación, sino, por el contrario, a la puesta en escena de las potencias nóminas que se disputan el mundo, y también la producción de su imagen. No es casual, en este contexto, que las llamadas epistemologías decoloniales vayan de la mano con un movimiento de des-occidentalización, como tampoco es casual que todo esto se haga en nombre de una política de la autenticidad, de la physis y la diferencia, entendida onto-antropológicamente. Entonces, si la geopolítica del conocimiento es la continuación natural (y neo-neo-kantiana) de la filosofía de la historia, ¿qué papel cumple la infrapolítica en cuanto desactivación de esa lógica del reconocimiento?

Mi argumento pasa por recuperar la pregunta por la historicidad, desde la crítica de Marx a las economías políticas clásicas y a la complementaria filosofía del derecho (dije de Marx, no del marxismo ni de los intentos por vehicular una salida práctica al problema en el mismo Marx); pregunta que constituye el horizonte de la reflexión heideggeriana sobre el Dasein, y que lo aparta radicalmente del horizonte neo-kantiano de su época, y que reaparece en el famoso seminario de Derrida sobre la cuestión del ser y la historia-historicidad en Heidegger. Pero, y quizás acá es donde veo la mayor potencia del argumento, también pasa por interrogar el estatuto de un pensamiento cosmopolita en el mismo Derrida, ya no investido con las figuras del iluminismo (heliopolítico), de la ley y del sujeto y la amistad. Un cosmopolitismo en retirada de la filosofía de la historia, excedente de la problemática del reconocimiento, amparado en la pregunta por la justicia, y decididamente entroncado con la cuestión de la responsabilidad europea, en todo su double-bind.

(Solo para empezar a participar en el grupo).

7 thoughts on “Infrapolitics and geopolitics. By Sergio Villalobos-Ruminott.

  1. Me pregunto si el cosmopolitismo–quizá no lo mismo que cosmopolitanismo–sirve como imagen geopolítica a la preocupación infrapolítica. Al fin y al cabo el cosmopolitismo busca la constitución de un gobierno del mundo. Los primeros cosmopolitas fueron los cristianos, como cuenta Werner Hamacher en su artículo reciente traducido por Roland, a partir de la noción de que podían manifestarse en neutralidad generalizada ante cuestiones políticas porque no les interesaba directamente la sociedad política sino el mundo en su totalidad. Quizás la infrapolítica puede decir lo mismo, pero esta vez no a favor o en nombre de una trascendencia sino en nombre de una primacía del goce.

  2. Buena pregunta. Yo no estoy seguro que esto se resuelva en la diferencia entre cosmopolitismo y cosmopolitanismo, y tienes razón, o Hamacher la tiene, al señalar al cristianismo como forma originaria de cosmopolitismo, esto es, de la constitución del catecón universal y de erección del reino de dios en la tierra, no en vano Weber la caracteriza como primera religión universal y expansiva, universal porque expansiva. Pero el cosmopolitismo que piensa Derrida, me parece, no está directamente vinculado, o vinculado de modo no problemático, ni con ese cosmopolitismo, ni con la herencia secular de ese cosmopolitismo en la Ilustración, ni en el modelo de la paz perpetua, de la liga de naciones, o del derecho internacional. Esto abre un problema muy delicado, no solo relativo a la problemática del derecho en Kant y Derrida, sus diferencias y sus convergencias, sino en relación a la misma forma en que Derrida, por un lado, parece criticar la concepción iluminista o heliopolítica de la razón ilustrada y, por otro lado, no niega simplemente a la Ilustración como pura razón instrumental…
    Por otro lado, esto surge de mi hipótesis sobre el fin de la filosofía de la historia (filosofía política), y el agotamiento de las filosofías del evento como inversión de la concepción schmittiana de la excepción, y apunta a la necesidad de renunciar a las grandes geopolíticas, donde el colonialismo benigno de Kojève es sintomático, sin renunciar al mundo, a la vocación mundana del pensamiento. No se trata de pensar la infrapolítica como una mejor, más ajustada, imagen del mundo, sino como una relación con la mundanidad del mundo no mediada por lo que Heidegger llama su imagen…
    Por último, lo que me interesa de este entuerto es la infrapolítica como alternativa al cosmopolitismo secular ilustrado, al estilo de Robbins, Bové, cierto Said, Pheng Cheah, etc…es un tema complejo, pero por ahí estoy pensando la figura del legado de Derrida….abrazo y gracias por tu pregunta…

  3. Wow. Qué interesante los comentarios. A mí me ha parecido muy interesante e importante siempre los escritos de Derrida sobre lo cosmopolita, aunque aún no sé qué hacer con ellos. Este tema de lo cosmopolita ha entrado mucho en el debate sobre lo que significa la indigeneidad en Bolivia hoy, y también en otras partes. Muchas veces, desde una perspectiva ya demasiado vinculada con una filosofía de la historia heredada de la tradición del occidente. Cuestiones como: por fin, una indigeneidad cosmopolita o, un poco más suave, la forma de indigeneidad es en sí misma cosmopolita, etc. Todo esto remite a una versión de lo que significa ser indígena en la Bolivia de hoy basada en una cierta historia de la filosofía que trata de la redención de lo indígena contra las fuerzas oscuras de un occidente imperial, un fuerte ejemplo de amigo – enemigo, y quizás ya en el nuevo nomos de la tierra, como choque de civilizaciones y no de nación estados. Sin embargo, me parece que la cuestión que planteas es aún más importante en este contexto, donde efectivamente la condición de posibilidad de las nuevas demandas hechas en nombre de lo indígena es parte de este desvanecimiento de la representación teleológica del tiempo histórico, o de los grands récits, este desvanecimiento que “no da paso, no ha dado paso, a una experiencia radical de indeterminación, sino, por el contrario, a la puesta en escena de las potencias nóminas que se disputan el mundo, y también la producción de su imagen.” Por eso la importancia del seminario que dio Alberto hace un año o más titulado “indigeneidad cosmopolita.” ¿Cómo pensar la relación entre las dos cosas en este contexto? ¿Y qué significaría pensarlo desde la infrapolítica?

  4. Peter, muy cierto…estoy pensando, particularmente, en el último giro del neocomunismo y de la crítica decolonial, donde se aproximan las preocupaciones relativas al proceso boliviano con las preocupaciones relativas a la crítica de la modernidad concebida, reducida, a proyecto colonial. Para mí eso es sintomático de una convergencia bastante aguda que tiende a subordinar la cosmopolítica (que no es el universalismo ni clásico ni el universalismo hegemónico de Laclau) a la cuestión de la comunidad como proyecto alternativo a la modernidad occidental. La lógica de este argumento va así: 1) Los críticos occidentales de la modernidad y del capitalismo han olvidado el aspecto relativo al colonialismo. 2) Al olvidar el colonialismo quedan presos de occidentalismo y obliteran toda historicidad alternativa, sin importar si estos se adscriben a una modernidad alterna, periférica, tardía, heterogénea u oscura. 3) Al no poder romper con la modernidad y quedar presos de occidentalismo, incluyendo los críticos marxistas, no son capaces de trascender el modelo clasista y la concepción teológica de la historia. 4) Álvaro García Linera, junto a muchos otros teóricos contemporáneos, habría logrado desarrollar una lectura atenta al Marx proclive a la comuna rusa, y mejor orientado respecto a la heterogeneidad de las formas de vida y lucha, que el Marx del Manifiesto, y eso abre una posibilidad distinta, un Marx tardío y heterogéneo.
    Pero aquí está el problema, pues la reducción de la modernidad al colonialismo, convierte lo no moderno en forma-de-vida comunitaria (no comunista necesariamente) en la que se juega una autenticidad que debe ser recuperada contra la lógica de la artificialidad propia del capital. Así, desde el valor intrínseco del trabajo en Dussel, hasta el valor consuntivo de la forma comunidad en García Linera, hasta la recuperación de las lógicas subjetivas de la militancia en el neocomunismo, lo que está siempre en juego es la subordinación de la cosmopolítica a una política paradójicamente modernista, partisana y recuperativa.
    Pero también, en esta homologación entre capitalismo, colonialismo, modernidad y occidentalismo, se cambia la crítica del valor, que siempre en una interrogación por las condiciones materiales de la historicidad, por una crítica de la colonización del mundo de la vida y, con ello, se cambia la pregunta por la historia por una valoración del lebenswelt andino como alternativo a la insufrible condición del mundo racionalizado de la modernidad occidental.
    Yo creo que si la infrapolítica es un cuestionamiento de los presupuestos recuperativos y todavía anclados en la physis, esto es, en una política de la tierra, de la comunidad, y de la “verdad”, la posthegemonía es la tensión que impide suturar el campo simbólico de lo político con una simple apelación al valor y al reconocimiento. Pensar ahí, me parece, es la tarea de una cosmopolítica no Iluminista, pero tampoco onto-antropológica….
    Claro, Peter, todo esto lo digo pensando en voz alta…abrazo!

  5. Y qué voz más lúcida, Sergio… este tema me interesa mucho y creo que me ayudas a pensar cosas de la tesis que ahora entran a jugar de manera más decisiva (no digo históricamente – aunque quizás también sea así – sino más bien en la escritura) – te agradezco el diálogo!! Bueno, claro, totalmente de acuerdo con todo lo que dices. Esta cuestión de lo universal y lo cosmopolita, las varias posibles interpretaciones, todo es muy complejo para mí al respecto. Cada vez más tiendo a pensar que lo que está en juego son dos formas de pensar la universalidad: 1) Desde un pensamiento de lo pluriverso – la teoría de la hegemonía o de lo comunitario (andino o cualquier otro). Sobre todo en el caso de este último es un pluriverso de formas civilizatorias… el occidente contra la cultura milenaria andina, por ejemplo… pero en todo caso se trata de la imposibilidad de estos distintos universos de entenderse el uno al otro. 2) Ahora, me parece que el registro infrapolítico rechaza la noción de pluriversalidad…. pero esto nunca hemos hablado, es una intuición, o quizás como a mí me gustaría pensarlo… más bien afirmaría que ninguna persona nunca puede entender del todo al otro, pero esto como una afirmación radicalmente cosmopolita (pero ahora ya en un sentido bien distinto) y universal. La política pues es siempre más que enemigos contra amigos… hay un registro pues que se escapa de la teoría de hegemonía en que se trata de pluriversos antagónicos irreconciliables que producen los sujetos de la historia. Claro, aquí yo voy pensando mientras escribo, pero es más o menos así la forma en que veo distintas versiones de universalidad en juego mientras contemplamos lo que podría ser un registro de la infrapolítica…

  6. Gracias Peter, espero ansioso ver tu tesis…ya luego te mandaré mi texto sobre el cosmopolitismo de Derrida, mientras estoy terminando el dossier sobre Bolivia donde están los textos de todos ustedes…muy bueno…abrazos y seguimos!

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